tag:blogger.com,1999:blog-54792201278386087132024-02-20T05:45:52.062-08:00El Borges BocasuciaUnknownnoreply@blogger.comBlogger2125tag:blogger.com,1999:blog-5479220127838608713.post-27016151878580848622007-07-24T12:31:00.000-07:002007-07-24T13:47:26.279-07:00El Borges Bocasucia<span style="font-family:verdana;"><span style="font-weight: bold;font-size:85%;" >por Luis Alberto Lecuna</span><br /><br />Sabía de la fina sutileza con que Borges evadió siempre el a veces ineluctable compromiso de escribir un improperio cuando la trama se lo exigía.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Amigo de la ironía, se refiere a “recetas callejeras de oprobio" sugiriendo, pero nunca acuñando en letras de molde las agresiones verbales a las que son tan afectos los “bocas sucias”.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Baste citar aquel párrafo de “El Arte de Injuriar”, donde dice: “El hombre de Corrientes y Esmeralda adivina la misma profesión en la madre de todos….”, “…o quiere que se muden enseguida a una localidad muy general que tiene varios nombres…”, queriendo significar en el primer caso que a juicio del hombre de la esquina porteña por excelencia todos son unos hijos de puta, y en el segundo caso, el típico insulto de mandar a uno al carajo o a la loma de la mierda.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Naturalmente, siempre pensé que en su condición de erudito digno y macizo, brillante y genial, le sería improcedente e innecesario escribir una sola mala palabra.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Por eso me causó gran sorpresa saber que para consumo propio y en determinadas ocasiones, existía un Borges puteador, cuyo léxico siempre ignoraría la posibilidad de ser impreso y divulgado.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Por tal motivo, al transcribir a continuación con una exactitud rayana en lo textual una conversación mantenida con JLB hace algún tiempo, me siento con la misma excitación y temeridad, miedos y alegrías, con que habrán de haberse sentido Colón ante las supuestas Indias, Newton ante la manzana caída, Fleming ante el </span><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >penicillum notatum</span><span style="font-family:verdana;">, o nuestra vecina Marta (la esposa del marino mercante) ante la evidencia de un embarazo cuya fecha de concepción coincidió con la presencia de su cónyuge en lejanos puertos bañados por el Océano Índico...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Sepa el lector dubitativo acerca de a certeza de la charla, hacer caso omiso a las inevitables desmentidas de Neyret, teniendo en cuenta que su adolescencia y primera juventud se desarrollaron en dictatoriales épocas de represión y autocensuras.</span><br /><span style="font-family:verdana;">La veracidad de este diálogo sólo podrá ser corroborada sin ambages por Balmaceda y Arroyo, quienes también estuvieron presentes frente al grabador Toshiba que atesoraba la difícil, gastada y oligodecibélica voz de don Jorge Luis*.</span><br /><span style=";font-family:verdana;font-size:85%;" ><br />* Lamentablemente, la casete TDK de 60 minutos, que compré de mi bolsillo y conservó definitivamente Neyret, apareció (según dijo) interpolada entre otras de su dudosa propiedad, con el agravante irreparable de que la voz de JLB fue salvaje e impunemente acallada para siempre por Queen, Yes, Génesis, y el recatable Vangelis. Este hecho (¿fortuito?) ratifica los estragos que produjo en las nuevas generaciones la represión cultural vernácula asociada a la penetración cultural foránea. El tiempo de grabación orilla en los 30 minutos, ya que Neyret había utilizado el lado B (los sagitarianos comienzan la casete por el lado B), para reportear al tecladista Lito Vitale tras una increíble actuación en el festival Mardel Jazz.<br /><br /></span><span style="font-family:verdana;">Enciendo el aparato y transcribo...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Borges: …Creo que los más rescatables pueden ser Lugones, Capdevila... y Groussac. Después hay muchos poetas menores, como Evaristo Carriego...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Lecuna: ¿Y de los contemporáneos? Gudiño, Medina, Shua, Asís...</span><br /><span style="font-family:verdana;">B: No sé. No los conozco...</span><br /><span style="font-family:verdana;">¿Asís no es ese que escribe con malas palabras? Bueno, me cuentan que eso es muy común actualmente en los autores americanos. Yo no sé por qué Asís hace eso. Son las palabras que uno aprende en cuarto o quinto grado. Pero cuando uno se hace grande, no tienen por qué embelesarlo palabras como “mierda” o “carajo”…</span><br /><span style="font-family:verdana;">Y ya que hablamos de poetas menores, hay varios que son verdaderos “H. P.”...</span><br /><span style="font-family:verdana;">L: ¿H.P.? ¿Horse Power? –pregunté sorprendido–, ¿Cómo “horse power”?</span><br /><span style="font-family:verdana;">B: No. Hijos de Puta. (Y una risa escandida pero franca que escapó dificultosamente de su boca semiabierta, coronó su para mí tan sorpresiva como ocurrente res-puesta.)</span><br /><span style="font-family:verdana;">La acotación se imponía:</span><br /><span style="font-family:verdana;">L: Nunca se me ocurrió pensar que entre tantos Borges, existiera uno “bocasucia”...</span><br /><span style="font-family:verdana;">B: No sé. No creo. Puede ser por mi ascendencia judeoportuguesa, aunque lo dificulto.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Más bien puede ser por el lado de los Acevedo, o los Rubio, que es mi nexo con el tirano Rosas, por parte de madre.</span><br /><span style="font-family:verdana;">De todas maneras creo que la censura hubiera impedido la existencia de un Borges puteador, aunque para ser sincero, la censura fue extremadamente benévola conmigo, al permitir que mi olvidable obra fuera publicada.</span><br /><span style="font-family:verdana;">L: Discúlpeme, pero bien sabe usted que esos dos adjetivos no coinciden con sus respectivos sustantivos; ni su obra es olvidable, ni la censura es benévola...</span><br /><span style="font-family:verdana;">B: No olvide que inicialmente la censura, como dignidad y oficio del censor, consistía en el dictamen emitido tras examinar las obras literarias. Los censores romanos velaban las buenas costumbres y castigaban a los viciosos.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Le diré pues que prefiero la censura a la falta total de censura.</span><br /><span style="font-family:verdana;">También es cierto que en inglés censura es sinónimo de lo que nosotros llamamos crítica.</span><br /><span style="font-family:verdana;">La censura varia en sus apreciaciones según los países y las costumbres.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Fíjese que en ciertos países nórdicos se prohíben películas y dibujos animados que, según me han dicho, aquí se ven todos los días por televisión.</span><br /><span style="font-family:verdana;">En Estados Unidos, sabemos que el censor trabaja “with the intention of removing anything offensive”.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Pero le diré en qué radica lo ofensivo para ellos. Es común que para autorizar la impresión de una novela, exijan una serie de requisitos.</span><br /><span style="font-family:verdana;">En primer lugar que el argumento incluya problemas de alcoba, por supuesto con relaciones sexuales, y si son aberrantes, mucho mejor.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Luego, que alguno de los protagonistas se masturbe, y que otro tenga relaciones con algún animal.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Eso sí, los personajes deben ser indefinidos en cuanto a su origen social.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Es decir, que no se los debe identificar o asociar con alguna comunidad o grupo étnico en particular, sean chinos o chicanos o portorriqueños o semitas o lo que fuere.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Una ofensa de este tipo será razón harto suficiente para censurar la publicación.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Lo demás, al menos para ellos, son boludeces...</span><br /><span style="font-family:verdana;">L: Bueno, al fin y al cabo obedece a una tabla de valores propia de los norteamericanos y a un concepto de la censura completamente distinto al que en nuestro país nos han impuesto siempre los censores, que acatan las directivas de gobernantes que con sus actos nos dan a entender que nunca va a ser un derecho de los ciudadanos el discernir por sí mismos si algo es bueno o malo, censurable o no...</span><br /><span style="font-family:verdana;">No sé si me explico, Borges...</span><br /><span style="font-family:verdana;">B: Creo que sí, pero esto no es de ahora.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Y lo que usted dice, que es bastante cierto, es una pena que así sea. Porque imagínese lo que hubiera sido de la canción orillera, del tango y la milonga, aunque reniegue yo del primero, si hubieran incursionado sus partituras como al principio, en ahora censurables letras picarescas. . .</span><br /><span style="font-family:verdana;">No sé si la idiosincrasia latina ha tenido que ver en todo esto...</span><br /><span style="font-family:verdana;">L: No vaya a creer, Borges. Es discutible.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Hoy en día la libertad que se respira en países como Italia y España es realmente envidiable. En los quioscos italianos cualquiera puede adquirir revistas pornográficas de todo tipo, existe por ejemplo el divorcio vincular, y no por eso la sociedad está corrompida ni mucho menos.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Ni qué hablar de España luego del “destape”.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Más aún; mi abuela, que era castellana, republicana y rebelde, y nació con el siglo, siempre gustó de decir “malas palabras”.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Recuerdo parte de una agresiva canción que me enseñó cuando niño: </span><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >“No queremos reina puta / ni queremos rey cabrón / queremos un presidente / que gobierne la nación”</span><br /><span style="font-family:verdana;">B: Si, es cierto que las cosas varían de un lugar a otro.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Y a pesar de lo que usted me cuenta, creo que el anglosajón es menos fingido que el latino.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Es más franco y evolucionado en ese aspecto. ¿Sabe usted qué significa, por ejemplo: </span><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >“to give a hand to the bishop”?</span><br /><span style="font-family:verdana;">L: Viene a ser “darle una mano al obispo”...</span><br /><span style="font-family:verdana;">B: Bueno, eso sería lo literal, pero yo me refiero al lun-fardo de New Orleans.</span><br /><span style="font-family:verdana;">L: ¿En slang?</span><br /><span style="font-family:verdana;">B: Claro. Quiere decir sacar el pito para mear.</span><br /><span style="font-family:verdana;">L: ¿Cómo?</span><br /><span style="font-family:verdana;">B: Claro. Porque el pene se parece a la mitra del obispo.</span><br /><span style="font-family:verdana;">La punta del pito y la mitra del obispo guardan gran semejanza.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Fíjese que yo lo relaciono con el dios indo-iranio de la Luz y la Fecundidad que se llamaba Mitra.</span><br /><span style="font-family:verdana;">El pito es para los orientales símbolo inequívoco de la fecundidad. Claro. Sí. Y no puede ser de otra manera, ¿No es cierto?</span><br /><span style="font-family:verdana;">Pero volviendo a la mitra de los obispos, ésta es en realidad una vestimenta que se remonta a la civilización persa.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Por otro lado, el mitraísmo era una religión común a persas e hindúes, cuando ambos conformaban un solo pueblo.</span><br /><span style="font-family:verdana;">El Tiempo Infinito era el Dios máximo, y Mitra algo así como un nexo entre el pueblo y los dioses, además del símbolo de la masculinidad.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Así que me parece muy adecuado decir que se le da una mano al obispo cuando se saca el pito para mear. ¿No es así?</span><br /><span style="font-family:verdana;">L: Ya lo creo. Muy interesante...</span><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(Y luego de un largo silencio donde parecimos rebobinar cada uno mentalmente lo que habíamos hablado, se me ocurrió con todo desparpajo decirle un invento para no quedar tan en desventaja en ese desparejo y evidente aunque no declarado duelo de conocimientos sobre el tema. . .)</span><br /><span style="font-family:verdana;">L: Yo sé otra… ¿Sabe usted qué significa el incorrecto idiom “At the bottom, she was so good”?</span><br /><span style="font-family:verdana;">B: ¿Ella era buena en el fondo? ...</span><br /><span style="font-family:verdana;">L: Claro, pero eso es lo literal, pero yo me refiero al lunfardo del Bronx –le contesté parafraseándolo con irreverencia– Significa que “she” era una excelente partenaire para el coito anal, ya que “bottom” means “ass” too...</span><br /><span style="font-family:verdana;">B: Claro. Si. Bueno, creo que por hoy hemos puteado bastante, ¿no le parece?</span><br /><span style="font-family:verdana;">Asentí, y cambiamos de tema.</span><br /><br /><span style="font-weight: bold;font-family:verdana;font-size:85%;" >Maipú 994, 6º piso, Buenos Aires<br />Invierno del 83<br /><br /></span><span style="font-size:-1;color:#666666;">© Luis Alberto Lecuna<br /></span><span style="font-size:-1;color:#666666;">© Pueblo Blanco Producciones Culturales</span>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5479220127838608713.post-81737484443200237642007-07-24T12:30:00.000-07:002007-07-24T12:31:42.611-07:00Una carta de Adolfo Ruiz Díaz referida a "El Borges Bocasucia"<span style="font-weight: bold;font-family:verdana;" >Estimado amigo Lecuna:</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Empecé la Colecticia Borgesiana por su "Borges boca sucia".</span><br /><span style="font-family:verdana;">Antes de extenderme en algo así como una censura, entendida en inglés: “crítica, comentario”, según Borges recuerda en su casette mutilada, le diré que la colecticia me gusta, y me es fácil decirle por qué. Es un libro joven, directo, sin pedanterías metodológicas ni adivinanzas lingüístico estructuralistas que me aterran. A ratos, en momentos de saturación contra estos metalenguajes sin mayor meta, a excepción de relevarnos del placer de leer con gusto y ponernos en maestros de dialectos para iniciados, pienso que Borges en particular y la literatura en general están en peligro de des-aparecer o de deformarse. Lo que importa, al parecer, es la trasposición a un código prefijado y no las obras, la palabra misma de los escritores. Y su libro es como una persona que sabe leer y sabe hablar sin empeñarse en mostrarnos que sabe mucho y mostrarnos el currículo.</span><br /><span style="font-family:verdana;">El tema de las palabrotas en Borges y de un Borges boca sucia es un tema en serio.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Creo que Ud., más allá de la divertidísima charla en el departamento de la calle Maipú, debiera llevar todo esto a un ensayo.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Borges, en efecto, eludía las llamadas palabrotas o las que nombran cosas o acciones que consideraba "sucias".</span><br /><span style="font-family:verdana;">Pero, como Ud. sugiere, era un modo de destacarlas.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Las hacía brillar por su ausencia en el escrito.</span><br /><span style="font-family:verdana;">No obstante, al final de su vida, hay algún "puta" en una de sus milongas y, si no recuerdo mal, realzado por la rima.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Quizá le quedó a Borges, aparte de razones más serias, el recuerdo de una observación prohibitiva de Natalio Botana, cuando JLB publicaba en “Crítica”, lo que fue su "Historia Universal de la Infamia".</span><br /><span style="font-family:verdana;">Botana le advirtió que en “Crítica” no se podía imprimir la palabra "fornicar"... Lo mismo que en una revista argentina dedicada a la mujer, aún hoy está vedado decir "orgasmo".</span><br /><span style="font-family:verdana;">Me contaba uno de los redactores, que tienen que internarse en las perífrasis más complicadas cuando escriben acerca del “vertiginoso instante del coito” borgesiano.</span><br /><span style="font-family:verdana;">A Borges le gustaban las malas palabras con evocación más o menos antigua.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Por ejemplo, le gustaba decir manflora o manflorón refiriéndose a algunos colegas.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Y también le he oído, denigrando el prólogo de Ortega a “De Francesca a Beatrice”, de Victoria Ocampo, preguntarme si yo no creía que Ortega estaba caliente con Victoria, y unas cuantas puteadas aquí o allá que en realidad atenuaban la condena expresada poco antes sobre un libro o, simplemente, un título.</span><br /><span style="font-family:verdana;">En fin, amigo Lecuna, le prometo que le seguiré frecuentando su libro, y le pido me perdone por esta lata de porteño nostálgico.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Reciba el afecto de este amigo cercano a la cordillera y espero que alguna vez volvamos a vernos. Le manda saludos mi mujer, una morocha deliciosa que me conquistó cuando yo estaba de decano y ella de alumna de primer año. Lo mismo mis tres hijas, Mariana, Vera y Julieta. (The bishop no ha querido concederme un varón...)</span><br /><span style="font-family:verdana;">Suyo</span><br /><span style=";font-family:verdana;font-size:85%;" ><span style="font-weight: bold;">Adolfo Ruiz Díaz</span><br /><span style="font-weight: bold;">Mendoza, 1986</span></span>Unknownnoreply@blogger.com0